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sábado, 15 de agosto de 2015

MARÍA ROSTWOROWSKI: "LOS LIBROS SIGUEN REPITIENDO LAS MISMAS TONTERÍAS QUE HACE 20 O 30 AÑOS"



MARÍA ROSTWOROWSKI CREE QUE LAS ÉLITES PERUANAS,  NO SON ÉLITES. SON IGNORANTES QUE HAN DESTROZADO A LIMA Y SON DESCASTADAS. EN LA PLAZA DE ARMAS EXISTÍA UNA ARQUERÍA DE PIEDRA. LA BOTAN PARA PONER UNA DE CEMENTO. IGNORANCIA, PUES. ESO NO ES ÉLITE. SE PREGUNTA PORQUE A LA FECHA NO HAY PUEBLOS BELLOS. LOS PUEBLOS PRECOLOMBINOS, COMO MACHU PICCHU, TIENE MUCHA BELLEZA. SI VEMOS LOS PUEBLOS COLONIALES TAMBIÉN. ¿PORQUE LOS MODERNOS SON TAN ASQUEROSAMENTE FEOS? SUCIOS, MAL CONSTRUIDOS, SIN UNA NOTA DE BELLEZA. PARA MÍ, ES ALARMANTE. 

LAS CONSTRUCCIONES POSTERIORES A UN DESASTRE NATURAL SON FEAS, NADIE PIENSA EN LA ESTÉTICA, EN LA BELLEZA.  ¿QUE PASA CON EL PERUANO? YO LE PREGUNTO A QUIEN LEA ESTA ENTREVISTA QUE ENCUENTRE UNA EXPLICACIÓN. ¿PORQUE QUÉ EL PERUANO MODERNO NO TIENE BELLEZA? TENGO ESPERANZA EN LA GENTE JOVEN. LO QUE HA CAMBIADO HASTA AHORA ES GRACIAS A LA JUVENTUD.

María Rostworowski: "Los libros siguen repitiendo las mismas tonterías que hace 20 o 30 años"

María Rostworowski acaba de cumplir 100 años. En el 2007, compartió con Perú Económico su visión de la historia del Perú y algunos recuerdos personales. Esta es la entrevista por Gonzalo Zegarra Mulanovich y Benajmín Huamán de los Heros. 

Considera que las élites en el Perú son descastadas e ignorantes; sin embargo, a los 92 años [cuando se realizó esta entrevista] tiene esperanza en la juventud. María Rostworoski, una de las más importantes intelectuales del país, cree que recién hoy los peruanos empiezan a valorar lo andino y a entender lo que significa la patria.

¿Qué aspecto de su infancia en Europa la ha marcado?

Mi primera navidad polaca. Acá no hay pinos, pero recuerdo que allá fui al bosque en trineo con mi primo a buscar uno. Después de la cena, en la hacienda de mi tío, él abrió las puertas del salón y vimos el pino, era todo luces. Yo tenía seis años y lo veía enorme. Habíamos hecho cadenetas para adornarlo. En esa época, en Polonia no había electricidad en el campo, pero tenía velitas que lo iluminaban. Una maravilla de luces. Esa es una verdadera navidad.

Siendo hija de polaco, y habiendo pasado sus primeros años fuera del país, ¿cómo se forja en usted la identidad peruana?

No se forja al principio. Siento que me jala el Perú por un lado y Polonia por el otro. Mi padre por un lado, mi madre por el otro. Cada uno me quiere “en su cancha”. Y yo me siento jalonada.
Cuando estoy viviendo en Polonia, me caso con un polaco, y no me siento totalmente a gusto. Vivimos en la hacienda de mi suegro, donde teníamos una casita al lado del palacio, porque era un verdadero palacio. Pero yo quería conocer el Perú. Tenía curiosidad. Entonces decido marcharme al Perú. No quería permanecer en Polonia. Le dije a mi marido: vienes conmigo o te quedas, pero yo me voy. Y se vino.

¿Qué edad tenía usted?

Tenía 19 años cuando llegué al Perú. Al principio me fue muy duro acostumbrarme a Lima, porque había vivido mi niñez en el campo polaco y en el campo francés. Venir acá era un cambio, indudablemente. Me costó mucho trabajo acostumbrarme a Lima. Era todo muy gris, lo poco verde que había era un verde ceniciento. Para mí, una revelación fue ir a Cusco por primera vez. La luminosidad del Cusco me captó. Eso me congració. Y quería leer una historia de los Incas, pero no había nada, nada escrito. Sólo encontré el libro de (Sir Clement) Markham, un libro chiquito (The Incas of Perú), donde hablaba mucho de Pachacútec. Se me ocurrió entonces hacer una biografía de Pachacútec. Demoré 10 años entre leer todo lo que había que leer y escribir. Salió en 1953: Pachacútec Inca Yupanqui.

¿Le chocó mucho la pobreza en el Perú, o en Polonia era similar?

La pobreza en Polonia era distinta, las chozas de los campesinos eran bellas, siempre llenas de flores.

¿Qué fue lo que más le impresionó para bien y para mal cuando llegó al Perú?

Me disgustó la manera como los peruanos son tan poco patriotas. Yo fui criada en un ambiente muy patriota, el polaco, donde el país está primero. Y aquí tan despreocupados están que no les importa nada del país, especialmente la parte andina, que sencillamente no existía, no les interesaba. En ese sentido, francamente me decepcionaron en el Perú.
Lo que me gustó es que los peruanos son más cálidos que los polacos.

¿Y usted cree que ese desinterés por lo andino ha cambiado en estos años?

Ha cambiado mucho, sí. La gente ahora lee, viaja a otros países, se da cuenta de que en otros lados hay más patriotismo. Entonces, empieza a comprender lo que significa la patria.

¿Usted no tenía una formación formal en historia?

¿Educación formal? Sólo tenía la que te dan en el colegio. Tuve una muy buena profesora. Y en Inglaterra, donde estuve en un internado, aprendí a hacer resúmenes. Eso me ayudó mucho. Pero más me ayudó conocer el Perú. Me divorcié y después de 10 años me casé con Diez Canseco, lo que me ayudó mucho a echar raíces, porque viajamos por el Perú. Eso para mí fue una revelación, que Lima no era el Perú. Me dio más curiosidad para estudiar e investigar.

¿Y es verdad que con Raúl Porras Barrenechea usted aprendió a hacer fichas?

Claro. Yo no tenía ninguna formación, pero la tuve con Porras, que era un erudito, pero también un maestro innato.

¿Es la persona que más influyó en usted intelectualmente?

Por supuesto. Además de Porras Barrenechea, John Murra también influyó en gran medida en mis investigaciones.

¿Usted cree que la esencia de la peruanidad yace en lo andino o en lo criollo, o es que acaso no hay contraposición?

Hay contraposición, porque lo andino no existía, había un desprecio total. Yo creo que para ser un país integrado, el peruano debe reconocer lo andino, porque el país es las dos cosas, no se puede separar lo andino de lo criollo, tiene que haber una unión de esas dos identidades. Eso es lo que falta.

¿Cree que un país con esa diversidad cultural es un país viable?

Si hay voluntad, ¿por qué no? No somos el único país que tiene una complejidad racial. Muchos países comparten la misma característica. Y yo creo que mucho está cambiando. Cuando yo empecé me preguntaban por qué estudiaba indios, por qué no estudias el Virreinato o la República. Porque no me interesa, respondía.

Porras, incluso, no estudiaba indios.

Pero yo creo que algo influencié en Porras porque sus prólogos a las publicaciones de la Gramática y el vocabulario de Fray Domingo de Santo Tomás son lindas aproximaciones. También en el viaje de Riva Agüero del Cusco a Lima –relatado en el libro Paisajes Peruanos–, Porras hace el prólogo y no sé qué me gustó más si el libro o el prólogo. Creo que el prólogo (risas).

¿De qué se enamoró usted en el Perú: de la historia, del mundo andino, de Pachacútec?

Yo creo que del mundo andino, en general. Su geografía, sus paisajes, hay mucha belleza en el Perú, el problema es que la gente no viaja. Recién comenzaba el turismo interno cuando vino Sendero y otra vez, 15 años sin salir de Lima, Lima la horrible. Es una ciudad fea, tiene barrios bonitos, pero hay una despreocupación por Lima. Yo no sé que cosa les interesa fuera de tener un departamento en Miami. Es el sueño del peruano, vivir en Miami.

Es muy crítica con las élites peruanas.

Creo que no son elites. Son muy ignorantes. Han destrozado Lima. Son descastadas. En la Plaza de Armas existía una arquería de piedra. La botan para poner una de cemento. Ignorancia, pues. Eso no es élite.

¿Tiene esperanza de que eso cambie?

En la gente joven sí. Lo que ha cambiado hasta ahora es gracias a la juventud.
Tanto en la clase dominante como en el pueblo que surge, esa es la esperanza. Ahora, si tendrán los medios o una visión del Perú a futuro, sabe Dios. Pocos países son los que han tenido bellezas y han dejado que se derrumben, porque no les ha importado. 
Una preocupación mía es por qué, a la fecha, no hay pueblos bellos. Los pueblos precolombinos, como Machu Picchu, tienen mucha belleza. Si vemos los pueblos coloniales, también. ¿Por qué los modernos son tan feos? ¿Tan asquerosamente feos? Sucios, mal construidos, sin una nota de belleza. Para mí, es alarmante. Las reconstrucciones posteriores a un desastre natural son feas, nadie piensa en la estética, en la belleza. Si nace espontáneamente es algo feo. ¿Qué pasa con el peruano? Yo le pregunto a quien lea esta entrevista que encuentre una explicación. ¿Por qué el peruano moderno no tiene belleza?

¿Se considera en algún sentido una revisionista de la historia?

No me considero especialmente revisionista.

Y sin embargo su aporte ha sido el repensar la historia del Tahuantinsuyo.

Claro, es que hay que repensar. En ese sentido, el revisionismo es necesario.

¿Qué ha sido lo más difícil de desmitificar respecto del Tahuantinsuyo?

Lo más difícil es cambiar la mentalidad peruana. Los libros de texto siguen repitiendo las mismas tonterías que hace 20 ó 30 años: Manco Cápac, Sinchi Roca… Eso es lo que saben, eso es lo que ponen. Y que los peruanos se interesen por lo suyo, que no miren las huachaferías extranjeras. Que miren lo suyo. Que se pregunten por qué esta loca de María Rostworowski sigue pensando en el Ande. Porque hay belleza. Hasta el desierto de la costa tiene belleza a la hora de la puesta del sol. Hay belleza, pero no sé si haya ojos que la aprecien. Creo que no. Me gustaría que un psicólogo analizara esto.

¿Este es un problema reciente?

Yo creo que es republicano, porque el Virreinato tiene cosas lindas.

¿Hay un problema de autoestima colectivo?

Yo creo que sí. Hay un problema con la enseñanza de la historia. En el colegio, a los chicos los trauman, les cuentan de un gran imperio y olvidan los tejidos de Paracas, por ejemplo, o el resto de culturas. Pero además cuentan que un grupito de extranjeros venció fácilmente a este maravilloso imperio. El chico entonces no quiere saber nada de los que se han dejado vencer tan fácilmente. Eso yo también lo tuve y si no llego a analizar la conquista de Cajamarca, no escribo un libro. Las causas son conocidas, las visibles: la superioridad europea en cuanto a la pólvora, el sable, el caballo.
 Pero lo importante es que hay causas invisibles. ¿Qué se cocinaba entonces en el Perú de esa época? Eso no se ha estudiado. No existió la utopía de Garcilaso de la Vega. Un país no es una maravilla desde todo punto de vista. Había pasiones, odios, muertes. El Inca dejaba a los grandes señores andinos en su puesto si se sometían, pero si no los cambiaba y ponía otros. En todo caso, los dejaba empobrecidos, porque les quitaba sus mejores tierras, que eran trabajadas por la gente del lugar, pero cuya cosecha se dirigía a los depósitos estatales. Los mejores hombres eran enviados a la guerra, forzosamente. Y no volvían, no sólo por las muertes en combate, sino por las grandes distancias que debían recorrerse. O morían o se quedaban. Los mitimaes, por otro lado, eran enviados lejos para cumplir tareas del gobierno. 
Los grandes señores andinos estaban entonces deseosos de quitarse a los incas de encima. Viene Pizarro y aprovecha la oportunidad. La reacción inca, con la caída del Incario, es Manco Segundo, quien trata de hacer un movimiento andino, pero no lo logra por la desunión, las envidias y las mezquindades. No fue un puñado de españoles, sino la masa grande del mundo andino que apoyó a los invasores. Los señores andinos no pensaron que Pizarro fuera a quedarse, y de ahí su apoyo. Hay pruebas: Huacra Páucar, un curaca de Jauja, apunta en un quipu todo lo que le da a los españoles, víveres, armas, medios de transporte. Le quitan su apoyo a Manco Segundo y se lo dan a Pizarro. Luego, ya establecida la Real Audiencia, este gran señor andino de Jauja hace traducir su quipu al español, en un documento que se ha encontrado, y pide una encomienda a cambio de los favores prestados, y por supuesto se la niegan.

¿Es verdad que la rebelión de Manco Inca, sitiando Lima y Cusco, estuvo cerca de triunfar?

Es cierto, y es también una prueba del apoyo a los españoles y no a los incas. Manco Inca manda un ejército para tomar Lima. Estaban entrando por el río, aprovechando las piedras y los guijarros que frenaban a los caballos españoles. Pero de buenas a primeras, según la crónica anónima, se van. ¿Qué había pasado? La concubina de Pizarro era Inés Huaylas Yupanqui, hija de Huayna Cápac y de la curaca de Huaylas. Ella llamó en auxilio a su madre, quien mandó un ejército para luchar a favor de los españoles. Ahí se ve la conducta de los grandes señores andinos.

¿Qué hubiese pasado, en su opinión, si triunfaba esa rebelión?

Probablemente hubiese llegado una armada española, con refuerzos…

Es decir, la conquista era irreversible…

Yo creo que era irreversible.

Y avanzando en el tiempo, un par de siglos más tarde, ¿qué hubiese pasado si triunfaba la rebelión de Túpac Amaru?

Difícil que ganara. Hay un dicho polaco: Rebe debe abe latabe berebe: si esto o lo otro hubiese pasado, hasta los peces volarían. No se puede predecir. Hay muchos imprevistos en la historia.

¿Qué temas faltan investigar en la historia del Perú?

Hay mucho por investigar. Depende mucho del éxito en hallar manuscritos, y de ir a archivos y estudiar. Lo que yo hacía también era ir con el manuscrito al campo. Eso es absolutamente necesario, así se entiende mucho mejor lo que dice el documento.

¿Sigue usted investigando?

No, ya no. Tengo 92 años.

¿Cree que la labor de un investigador actual es similar a la de hace 50 años?

La diferencia está en que se encuentran nuevos documentos que van cambiando la visión.

¿Quién fue el gran amor de su vida?

Mi hija.

¿Ninguno de sus esposos?

Esa es otra cosa. Pero por mi hija hacía cualquier cosa, que no hacía por mis esposos (risas).

¿Ha cambiado mucho el espacio que se le permite tener a la mujer en la sociedad peruana?

Claro, obviamente ha cambiado muchísimo, pero todavía tiene que haber una presidenta.

¿Es usted creyente? ¿Cree en Dios?

Claro que sí.

¿Cómo ve la muerte? ¿La siente cercana?

Quisiera que venga de una vez. Yo digo siempre: San Pedro se olvidó de mí.

¿Qué espera de la muerte?

Descansar. El hecho de no tener cuerpo debe ser una maravilla.

¿Por qué?

¡Porque no friega! (risas). Que tiene sueño, que no tiene sueño, que tiene hambre, que no tiene hambre, y hay que darle gusto, si no se rebela.

¿Si pudiera, qué hubiera hecho distinto?

Rebe debe abe latabe berebe.

Pero, ¿se arrepiente de algo en su vida?

Me arrepiento de lo que no he hecho, más que de lo que hice. Hacer un viaje en vez de no hacerlo. Tarapoto, por ejemplo. Una vez, viajando de algún sitio a otro, el avión hizo escala en Tarapoto, y hubiera querido bajar aunque sea al aeropuerto, pero nos tuvimos que quedar en el avión. Lo vi tan verde, tan frondoso…
- Fuente: PERÚ ECONÓMICO 
- Fotos 1,2,3,4,5,6,7,8,9 y 10 - Crédito: http://www.rostworowski.iep.org.pe/ 
- Fotos 12 - Crédito: Andina
- Collage: El Blog de Miguel Angel Bayona
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María Rostworowski de Diez-Canseco, nació en Barranco, Lima, 8 de agosto de 1915 (100 años) Es una destacada historiadora e intelectual peruana, ha desarrollado una vasta producción que contribuye invalorablemente al conocimiento y a la comprensión de la historia del Perú. Alma Mater de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Sus aportes desde la etnohistoria, la consolidan como una de las principales historiadoras del siglo xx. 
Sus obras y publicaciones son:
1. Pachacutec Inca Yupanqui (1953)
2. Pesos y medidas en el Perú prehispánico (1960)
3. Señoríos índigenas de Lima y Canta (1978)
4. Estructuras Andinas de Poder (1983)
5. Entre el mito y la historia. Psiconanálisis y pasado andino (1987)
6. Historia del Tahuantinsuyu (1988)
7. Doña Francisca Pizarro. Una ilustre mestiza (1989)
8. Ensayos de historia andina. Élites, etnias, recursos (1993)

domingo, 2 de agosto de 2015

SAN MARTÍN FUE NOMBRADO PROTECTOR Y EXPIDE SU PRIMER MENSAJE AL PUEBLO PERUANO




EL DÍA 02 DE AGOSTO DE 1821. SAN MARTÍN PASA A DECLARAR QUE QUEDAN REUNIDOS EN ESE DÍA  EN SU PERSONA. EL MANDO SUPREMO POLÍTICO Y MILITAR DE LOS DEPARTAMENTOS LIBRES DEL PERÚ, BAJO EL TÍTULO DE PROTECTOR; QUE EL MINISTERIO DE ESTADO Y DE RELACIONES EXTERIORES ESTARÁ A CARGO DE DON JUAN GARCÍA DEL RÍO, QUE EL MINISTRO DE GUERRA Y MARINA LO SERÁ EL TENIENTE CORONEL DON BERNARDO MONTEAGUDO, AUDITOR DE GUERRA YA EN EL EJÉRCITO, Y EL DE HACIENDA, EL DOCTOR DON HIPÓLITO UNÁNUE, QUE HABÍA SIDO SECRETARIO DEL DESPACHO EN EL GOBIERNO COLONIAL.

EL DÍA VIERNES 3 DE AGOSTO DE 1821. SAN MARTÍN POR DECRETO SUYO, ASUMIÓ OFICIALMENTE EL MANDO POLÍTICO Y MILITAR  DE LOS DEPARTAMENTOS LIBRES Y EL TÍTULO DE PROTECTOR, HITO FUNDAMENTAL QUE SEÑALÓ EL NACIMIENTO DEL ESTADO PERUANO.

Por Miguel Angel Bayona Elías. Delegado Instituto Sanmartiniano del Perú Filial Palpa en Argentina.

El día jueves 02 de Agosto de 1821. San Martín expide su primer mensaje al pueblo peruano, en el que dice que una buena parte de su empresa libertadora se ha cumplido, pero la obra quedaría incompleta – añade – y mi corazón poco satisfecho si yo no afianzase para siempre la seguridad y la prosperidad futura de los habitantes de esta región. Sigue diciendo que desde que desembarcó en Pisco anunció que por el imperio de las circunstancias se hallaba revestido de suprema autoridad y que era responsable a la patria del ejercicio de ella. No han variado aquellas circunstancias puesto que aún hay en el Perú enemigos exteriores que combatir y por consiguiente, es de necesidad que continúen reasumidos en mí el mando político y militar.

Continua diciendo que 10 años de revolución en Venezuela, Cundinamarca, Chile y Provincias Unidas del Río de la Plata, le han hecho conocer los males que ha ocasionado la convocatoria intempestiva de congresos cuando aún subsistían enemigos en aquellos países: primero es asegurar la independencia, después se pensará en establecer la libertad sólidamente.
La religiosidad con que he cumplido mi palabra en el curso de mi vida pública me da derecho a ser creído, yo la comprometo ofreciendo solemnemente a los pueblos del Perú que en el momento mismo en que sea libre su territorio, haré dimisión del mando para hacer lugar al gobierno que ellos tengan a bien elegir. La franqueza con que hablo, debe servir como un nuevo garante de la sinceridad de mi intención. Yo pudiera haber dispuesto que electores nombrados por los ciudadanos de los departamentos libres designasen la persona que había de gobernar hasta la reunión de los representantes de la nación peruana; más como una parte, la simultánea y repetida invitación de gran número de personas de elevado carácter y decidido influjo en esta capital para que presidiese a la administración del estado me aseguraba un nombramiento popular, y por otras había obtenido ya el asentimiento de los pueblos que estaban bajo la protección del Ejército Libertador, he juzgado más decoroso y conveniente el seguir esta conducta franca y leal que debe tranquilizar a los ciudadanos celosos de su libertad.

Cuando tenga la satisfacción- dice para terminar – de renunciar al mando, y dar cuenta de mis operaciones a los representantes del pueblo, estoy cierto que no encontrarán en la época de mi administración aquellos rasgos de venalidad, despotismo y corrupción que han caracterizado a los agentes del gobierno español en América. Administrar  recta justicia y a todos, recompensando la virtud y el patriotismo y castigando el vicio y la sedición en donde quiera que se encuentre, tal es la norma que reglará mis acciones mientras esté colocando a la cabeza de esta nación.

A continuación San Martín pasa a declarar que quedan reunidos en ese día en su persona. El mando supremo, político y militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de PROTECTOR; que el ministerio de Estado y de Relaciones Exteriores estará a cargo de don Juan García del Río, que el Ministro de Guerra y Marina lo será el teniente coronel don Bernardo Monteagudo, auditor de guerra ya en el ejército, y el de Hacienda, el doctor don Hipólito Unánue, que había sido secretario del despacho en el gobierno colonial. (1)

De la época en que San Martín desempeñó su cargo de Protector del Perú conservamos documentos muy valiosos para conocer las concepciones políticas del Gran Jefe, como el que citamos a continuación en el que expresa sus ideas sobre la necesidad de dosificar la libertad:

La obra difícil y que debe ser valiente, firme y con circunspección emprendida, es corregir la idea confusa que el gobierno anterior había dejado impresa en la mente de la actual generación. No ha de suponerse, sin embargo, que esta dificultad consista tanto en la falta de conocimiento de los medios adecuados con que se ha de conseguir el fin, como en la peligrosa precipitación con que los gobiernos nuevos reforman los abusos que encuentran establecidos. Empezando con la libertad, el más ardiente de nuestros deseos, que debe otorgarse con sobriedad para que los sacrificios hechos con el propósito de ganarla no resulten inútiles.

Todo pueblo civilizado está en estado de ser libre; pero el grado de libertad que en un país goce, debe estar en proporción exacta al grado de su civilización; si el primero excede al último, no hay poder para salvarlo de la anarquía; y si sucede lo contrario, que al grado de civilización vaya más allá del monto de libertad que el pueblo  posea, se sigue la opresión. Si a toda Europa se le otorgase la libertad de Inglaterra, la mayor parte de ella presentaría un caos de completa anarquía; y si en vez de su constitución actual los ingleses hubieran de sujetarse a la Carta de Luis XVIII se consideraría esclavizados.

Es razonable que los gobiernos de Sud América sean libres; pero es necesario también que lo sean en la proporción establecida; el mayor triunfo de nuestros enemigos sería vernos alejar de esta medida.

En todas las ramas del bienestar público, aun en la economía doméstica, son necesarias grandes reformas: Puede decirse, en general, sin riesgo de equivocarse, aunque la expresión parezca prejuicio, que es esencial despojar a nuestras instituciones y costumbres de todo lo que sea español. Hacer estas reformas exabrupto y sin discreta reflexión, sería también un error español en que las Cortes, en este momento (1821), han incurrido, por cambiar precipitadamente el estado político y religiosos de la península. Por otro lado, nosotros debemos evitar el error de caer en tales equivocaciones e introducir gradualmente las mejoras que el país esté preparando para recibir y para las que el pueblo está tan bien adaptado por su docilidad y la tendencia hacia el progreso que marca su carácter social. (2)



(1) Jacinto R. Yaben, Efemerides Sanmartinianas, Tercera Edición y Comisión Nacional de Homenaje al Bicentenario del Nacimiento del General D. José de San Martín, Instituto nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 1978.
(2) Felipe Pigna, La Voz del Gran Jefe, Vida y Pensamiento de José de San Martín, libro 3ª edición: marzo 2015pag. 379 y 380.
(3) Collage: El Blog de Miguel Angel Bayona.

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