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domingo, 2 de agosto de 2015

SAN MARTÍN FUE NOMBRADO PROTECTOR Y EXPIDE SU PRIMER MENSAJE AL PUEBLO PERUANO




EL DÍA 02 DE AGOSTO DE 1821. SAN MARTÍN PASA A DECLARAR QUE QUEDAN REUNIDOS EN ESE DÍA  EN SU PERSONA. EL MANDO SUPREMO POLÍTICO Y MILITAR DE LOS DEPARTAMENTOS LIBRES DEL PERÚ, BAJO EL TÍTULO DE PROTECTOR; QUE EL MINISTERIO DE ESTADO Y DE RELACIONES EXTERIORES ESTARÁ A CARGO DE DON JUAN GARCÍA DEL RÍO, QUE EL MINISTRO DE GUERRA Y MARINA LO SERÁ EL TENIENTE CORONEL DON BERNARDO MONTEAGUDO, AUDITOR DE GUERRA YA EN EL EJÉRCITO, Y EL DE HACIENDA, EL DOCTOR DON HIPÓLITO UNÁNUE, QUE HABÍA SIDO SECRETARIO DEL DESPACHO EN EL GOBIERNO COLONIAL.

EL DÍA VIERNES 3 DE AGOSTO DE 1821. SAN MARTÍN POR DECRETO SUYO, ASUMIÓ OFICIALMENTE EL MANDO POLÍTICO Y MILITAR  DE LOS DEPARTAMENTOS LIBRES Y EL TÍTULO DE PROTECTOR, HITO FUNDAMENTAL QUE SEÑALÓ EL NACIMIENTO DEL ESTADO PERUANO.

Por Miguel Angel Bayona Elías. Delegado Instituto Sanmartiniano del Perú Filial Palpa en Argentina.

El día jueves 02 de Agosto de 1821. San Martín expide su primer mensaje al pueblo peruano, en el que dice que una buena parte de su empresa libertadora se ha cumplido, pero la obra quedaría incompleta – añade – y mi corazón poco satisfecho si yo no afianzase para siempre la seguridad y la prosperidad futura de los habitantes de esta región. Sigue diciendo que desde que desembarcó en Pisco anunció que por el imperio de las circunstancias se hallaba revestido de suprema autoridad y que era responsable a la patria del ejercicio de ella. No han variado aquellas circunstancias puesto que aún hay en el Perú enemigos exteriores que combatir y por consiguiente, es de necesidad que continúen reasumidos en mí el mando político y militar.

Continua diciendo que 10 años de revolución en Venezuela, Cundinamarca, Chile y Provincias Unidas del Río de la Plata, le han hecho conocer los males que ha ocasionado la convocatoria intempestiva de congresos cuando aún subsistían enemigos en aquellos países: primero es asegurar la independencia, después se pensará en establecer la libertad sólidamente.
La religiosidad con que he cumplido mi palabra en el curso de mi vida pública me da derecho a ser creído, yo la comprometo ofreciendo solemnemente a los pueblos del Perú que en el momento mismo en que sea libre su territorio, haré dimisión del mando para hacer lugar al gobierno que ellos tengan a bien elegir. La franqueza con que hablo, debe servir como un nuevo garante de la sinceridad de mi intención. Yo pudiera haber dispuesto que electores nombrados por los ciudadanos de los departamentos libres designasen la persona que había de gobernar hasta la reunión de los representantes de la nación peruana; más como una parte, la simultánea y repetida invitación de gran número de personas de elevado carácter y decidido influjo en esta capital para que presidiese a la administración del estado me aseguraba un nombramiento popular, y por otras había obtenido ya el asentimiento de los pueblos que estaban bajo la protección del Ejército Libertador, he juzgado más decoroso y conveniente el seguir esta conducta franca y leal que debe tranquilizar a los ciudadanos celosos de su libertad.

Cuando tenga la satisfacción- dice para terminar – de renunciar al mando, y dar cuenta de mis operaciones a los representantes del pueblo, estoy cierto que no encontrarán en la época de mi administración aquellos rasgos de venalidad, despotismo y corrupción que han caracterizado a los agentes del gobierno español en América. Administrar  recta justicia y a todos, recompensando la virtud y el patriotismo y castigando el vicio y la sedición en donde quiera que se encuentre, tal es la norma que reglará mis acciones mientras esté colocando a la cabeza de esta nación.

A continuación San Martín pasa a declarar que quedan reunidos en ese día en su persona. El mando supremo, político y militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de PROTECTOR; que el ministerio de Estado y de Relaciones Exteriores estará a cargo de don Juan García del Río, que el Ministro de Guerra y Marina lo será el teniente coronel don Bernardo Monteagudo, auditor de guerra ya en el ejército, y el de Hacienda, el doctor don Hipólito Unánue, que había sido secretario del despacho en el gobierno colonial. (1)

De la época en que San Martín desempeñó su cargo de Protector del Perú conservamos documentos muy valiosos para conocer las concepciones políticas del Gran Jefe, como el que citamos a continuación en el que expresa sus ideas sobre la necesidad de dosificar la libertad:

La obra difícil y que debe ser valiente, firme y con circunspección emprendida, es corregir la idea confusa que el gobierno anterior había dejado impresa en la mente de la actual generación. No ha de suponerse, sin embargo, que esta dificultad consista tanto en la falta de conocimiento de los medios adecuados con que se ha de conseguir el fin, como en la peligrosa precipitación con que los gobiernos nuevos reforman los abusos que encuentran establecidos. Empezando con la libertad, el más ardiente de nuestros deseos, que debe otorgarse con sobriedad para que los sacrificios hechos con el propósito de ganarla no resulten inútiles.

Todo pueblo civilizado está en estado de ser libre; pero el grado de libertad que en un país goce, debe estar en proporción exacta al grado de su civilización; si el primero excede al último, no hay poder para salvarlo de la anarquía; y si sucede lo contrario, que al grado de civilización vaya más allá del monto de libertad que el pueblo  posea, se sigue la opresión. Si a toda Europa se le otorgase la libertad de Inglaterra, la mayor parte de ella presentaría un caos de completa anarquía; y si en vez de su constitución actual los ingleses hubieran de sujetarse a la Carta de Luis XVIII se consideraría esclavizados.

Es razonable que los gobiernos de Sud América sean libres; pero es necesario también que lo sean en la proporción establecida; el mayor triunfo de nuestros enemigos sería vernos alejar de esta medida.

En todas las ramas del bienestar público, aun en la economía doméstica, son necesarias grandes reformas: Puede decirse, en general, sin riesgo de equivocarse, aunque la expresión parezca prejuicio, que es esencial despojar a nuestras instituciones y costumbres de todo lo que sea español. Hacer estas reformas exabrupto y sin discreta reflexión, sería también un error español en que las Cortes, en este momento (1821), han incurrido, por cambiar precipitadamente el estado político y religiosos de la península. Por otro lado, nosotros debemos evitar el error de caer en tales equivocaciones e introducir gradualmente las mejoras que el país esté preparando para recibir y para las que el pueblo está tan bien adaptado por su docilidad y la tendencia hacia el progreso que marca su carácter social. (2)



(1) Jacinto R. Yaben, Efemerides Sanmartinianas, Tercera Edición y Comisión Nacional de Homenaje al Bicentenario del Nacimiento del General D. José de San Martín, Instituto nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 1978.
(2) Felipe Pigna, La Voz del Gran Jefe, Vida y Pensamiento de José de San Martín, libro 3ª edición: marzo 2015pag. 379 y 380.
(3) Collage: El Blog de Miguel Angel Bayona.

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